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El obispo John Kirby de la diócesis occidental de Clonfert |
Ayer fue el turno de Irlanda, cuando un obispo católico contó
como solía considerar la violación de los niños por curas pedófilos como “una
amistad que cruzó un límite”.
El obispo John Kirby hizo sus comentarios mientras explicaba
por qué había trasladado dos curas acusados de abusar sexualmente de niños a
otras parroquias en vez de suspenderlos en 1990 y 1994.
Kirby quería justificar sus acciones tras otro informe que
revela una vez más como la jerarquía católica se quedó con los brazos cruzados
a pesar de estar consciente de casos de abuso sexual involucrando menores.
Fue sólo el último de una serie de informes semejantes implicando
diócesis distintas desde hace años, todos de los cuales han seguido el mismo
camino deprimente: el abuso sexual o la violación de niños, una queja a las
autoridades de la iglesia y un encubrimiento, con el agresor trasladado a otra
parroquia, donde a menudo hizo más de lo mismo. En Irlanda de esta época, la
influencia de la iglesia era tan fuerte, la policía no entró en la ecuación.
En su caso, Kirby culpó a la falta de reglas eclesiásticas por
lo que pasó. “Se puede atribuirle a la inocencia crasa y la ingenuidad,” dijo. "Pensé que si separaba al cura y al joven, que se trataba de una amistad que cruzó un límite, y pensé que si los separaba lo habría solucionado."
Como era de esperar, las agencias de protección de menores
han calificado sus excusas como “infantiles y pueriles”. Desgraciadamente,
la experiencia nos ha mostrado que Kirby no era el único clérigo con esta actitud.
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